El brutal atentado islamista llevado a cabo en el maratón de Boston, el 15 de  abril del 2013, es recordado, paso a paso, en este impactante thriller, que está narrado como si se tratase de una crónica periodística. Así, el cineasta Peter Berg comienza mostrando instantáneas de las personas de esa ciudad estadounidense que se vieron implicadas en este trágico suceso: ciudadanos anónimos, corredores o fuerzas del orden, todos ellos se disponían a disfrutar de una fiesta muy tradicional y se vieron involucrados en una barbarie. Esta presentación se ofrece en paralelo con imágenes de los actores que interpretan a los hermanos Tamerlán y Dzojar Tsarnaév, dos jóvenes de origen checheno, que prepararon concienzudamente en el domicilio del primero las bombas caseras con las que perpetraron la agresión.  Precisamente uno de los aspectos que más asombra es la silenciosa complicidad de la esposa de Tamerlán, una muchacha estadounidense, tan fanática o más que su marido: el enemigo lo tenemos dentro. Por tanto, las dos señas clave de este emocionante thriller, basado en hechos reales, son un montaje muy picado, que facilita la agilidad en el desarrollo (es realmente trepidante) y un reparto coral que actúa sin fisuras compuesto por solventes actores. El título Día de Patriotas tiene un doble significado: por un lado se trata del  nombre de esa jornada que conmemora las dos primeras batallas de la Guerra de la Independencia y, por otro, supone todo un homenaje al comportamiento ejemplar de los ciudadanos de Boston, puesto que tras el atentado se sucedieron unas jornadas duras, de busca y captura de los terroristas dentro de la ciudad, que siguieron haciendo daño a todo aquel que se puso por delante. ¿Qué es lo que más puede envidiar un español de esta película? La unidad ante el terror que demostraron los ciudadanos de Boston (algo que no sucedió en España tras el 11-M). Para: Los que les gusten los filmes basados en hechos reales que lanzan mensajes positivos Juana Samanes