Si les gustan los dramas teñidos de sensibilidad y realismo, no deben perderse Después de la tormenta, un sobresaliente acercamiento al universo de la familia del director japonés Kore-Eda Hirokazu, que ya nos asombró con otras películas similares como De tal padre, tal hijo o Nuestra hermana pequeña. Ryota es un hombre aferrado al pasado, al efímero éxito conseguido con su primera novela. Obsesionado en la reconciliación con su ex esposa y no perder el amor de su hijo, malvive trabajando como detective, utilizando medios poco ortodoxos y jugándose el dinero obtenido en apuestas. Para resituarse en su vida resultará decisiva lo que ocurre una noche, de fuerte tormenta, que obligará a esta familia rota a pasar unas horas bajo el mismo techo. Que no les retraiga, y piensen que es más complicada, debido a su nacionalidad japonesa porque Kore-Eda, un gran director, vuelve a apostar por la naturalidad en la narración de esta historia  que aborda  temas universales sobre las relaciones paterno-filiales, sobre el matrimonio e, incluso, sobre el sentido de la vida. El cineasta nipón asombra (no es lo habitual en su filmografía) porque ha añadido unos toques de humor propiciados por el ingenio de la anciana madre del protagonista, defendida por la magnífica  y veterana actriz Kilin Kiki, a la que vimos hace poco en Una pastelería en Tokyo. Este filme es tan redondo que el propio director,  Kore-Eda, ha manifestado: "Quizá sea la película que más lleva de mí. Cuando muera, si debo ir ante Dios o el Juez del Más Allá y me pregunta por lo que hice en la tierra, creo que lo primero que le enseñaré será Después de la tormenta". No nos extraña. Para: Los que les guste el Cine con Mayúsculas Juana Samanes