La frase que podría definir esta divertida comedia gala de época sería: “mejor un cobarde vivo que un héroe muerto”. Y Si nos pusiéramos serios, algo que la película no lo pretende nunca, hablaríamos del afán por conseguir dinero y estatus social sin importar recurrir a la mentira.

Sitúense en la Francia napoleónica, a comienzos del siglo XIX. El seductor capitán Neuville se propone con la joven Pauline, pero desaparece y no da señales de vida tras el estallido de la guerra. La espabilada hermana mayor de muchacha, Elisabeth, ante la depresión de la novia abandonada, pergeña una gran mentira que sitúa a Neuville con todo un héroe. Pero todo se complica cuando Neuville regresa inesperadamente.

Liviana propuesta de cine francés que apuesta por una comedia de aventuras, plagada de enredo, todo ello narrado con muchísimo humor.  El título original de la película, El regreso de un héroe, da pistas de lo que contemplamos en imágenes, aunque sería más exacto hablar de cómo se crea un héroe, porque la valentía del Capitán Neuville la fragua una joven de la alta sociedad para ocultar el abandono de ese hombre a su querida hermana y poderla consolar.

Retrato de un pícaro, la película resulta una delicia de contemplar, dentro su ligereza y sirve para dar un recital de lo que son dos intérpretes de talento: Jean Dujardin (ganador de un Oscar por The Artist) y la siempre exquisita Mélanie Laurent (El concierto, Malditos bastardos) que se lucen en sus simpáticos papeles. 

Aunque se desarrolla a comienzos del siglo XIX, en plena época napoleónica, se recurre a un lenguaje moderno al mismo tiempo que se lanzan guiños a problemas actuales, un ejemplo, “el esquema piramidal” que se inventa el protagonista para estafar a los pudientes, es una referencia directa al de Ponzi de Bernie Madoff.

Para: ideal para los aficionados al género de la comedia