Algunos han comentado que esta película aborda que en el ejercicio de la maternidad no todo es de color de rosa, es cierto, pero también deja claro las satisfacciones que comporta. Eso sí, narrada de forma muy poco convencional.

Con gran originalidad, Tully nos presenta la historia de Marlo, una madre de tres hijos, el último, un recién nacido, a quien su hermano, preocupado por la sobrecarga de trabajo que tiene, le hace un regalo singular: una niñera para las noches. Aunque al principio se niega a aceptarlo, pronto la joven Tully establece una relación especial con ella, mientras se manifiesta como una presencia tan agradable como reparadora.

Los aficionados al cine independiente estadounidense recordarán Juno (2007), una comedia vitalista que consiguió el Óscar al mejor guión por la frescura de su argumento. Pues bien, los artífices de esa película, el director Jason Reitman y la guionista Diablo Cody, vuelven a colaborar juntos en Tully, tras un trabajo común que pasó más desapercibido como fue Young Adult.

En Tully, desde la primera secuencia, donde vemos situaciones cotidianas muy verídicas que se dan en el seno de una familia con niños pequeños, se vislumbra que hay un poso autobiográfico, y así es. Diablo Cody, tras dar a luz a su tercer hijo, optó por contratar a una niñera nocturna para descansar. Como ha confesado, esa experiencia le hizo meditar que nunca había sido reflejada fielmente en la pantalla la historia de una fémina con una depresión posparto.

El Gobierno de Pedro Sánchez ha hecho público que recomienda este film para el fomento de la igualdad de género, sin hacer hincapié en algo que deja nítido esta cinta que, al final, en el tema de compartir tareas del hogar lo fundamental es el amor que sienten los cónyuges el uno por el otro y su vocación de hacer más placentera la vida del ser querido.

Al mismo tiempo, esta comedia dramática indaga en temas de calado como los sueños de juventud defraudados, el deseo de formar una familia o el reto que supone la educación y la atención personalizada de cada niño.

Pero Tully no es una “telemovie” de sobremesa apta para todo tipo de públicos, de ahí que todo esté planteado de un modo sorprendente, con giros argumentales y alguna situación desconcertante que, al final, entendemos no era tan inmoral como parecía, sin olvidar un lenguaje procaz, muy habitual en los diálogos de Cody.

Charlize Theron compone una actuación de Óscar y resulta totalmente conmovedora en algunos momentos como cuando se enfrenta a los responsables de un centro educativo elitista que se desentienden de los problemas que afectan a su hijo, el problemático Jonah.

Para: Jóvenes que les gustó Juno y quieran acercarse a la maternidad