El director navarro David Arratibel ha confesado que, desde el minuto uno de acometer este proyecto, sintió el prejuicio a su alrededor. Su pecado fue intentar entender la conversión de toda su familia. Esto pueden contemplar en este sencillo pero convincente documental. Realizado de modo artesanal (a pesar de que no lo parece algunas secuencias están grabadas con un móvil), Converso resulta apasionante para todos aquellos que se acerquen sin ideas preconcebidas a lo que supone una conversión. La película cuenta, como columna vertebral, con las conversaciones en la intimidad de las hermanas, la madre y el cuñado de David. Todos, por cariño, se desnudaron "espiritualmente" ante la cámara para explicar cómo fue esa catarsis que les supuso abrazar la religión católica. Nunca la película da impresión de hacer proselitismo sino de ser un diario lleno de sinceridad de personas de la calle que, de un día para otro y de forma natural, se dieron cuenta que había una razón para sus vidas, un más allá. Trabajo encomiable en cuanto a su fondo, lo único que puede achacársele es, paradójicamente, lo que favoreció el sacarlo adelante: el hacerlo tan "doméstico" se ha traducido en que se ha quedado algo corto en su metraje: 61 minutos. En el pasado Festival de Málaga, David obtuvo el premio a mejor director de documental pero, personalmente, él nos confesaba que la mayor gratificación que ha obtenido es poder acercarse más a su familia en su faceta más profunda. Para: Los que quieran ver una catarsis espiritual de personas de la calle Juana Samanes