Adaptación al cine del famoso musical compuesto por Andrew Lloyd Weber que se representó, inexplicablemente,  21 años en los escenarios de Londres y 18 en Nueva York. Aunque cuenta con preciosas canciones, interpretadas maravillosamente por, entre otras, Jennifer Hudson o Taylor Swift, la película es fallida.

Su argumento minino no tiene ni pies ni cabeza y, al menos en pantalla, resulta infumable, a lo que hay que sumar que la estética de los “cats” de la película provoca auténtica  “grima”.

Asombra que el director sea Tom Hooper, responsable de un musical sobresaliente en el cine: Los Miserables y oscarizado por la preciosa El discurso del rey. Y lo que todavía llama más la atención es que lo vendan como una película para un público familiar, no porque su contenido tenga nada objetable moralmente, sino que, simplemente, es aburridísimo para mayores luego para niños…

Para: los que lo vieran en escenarios teatrales y les gustara.