Una mujer adinerada, que vive en soledad en una mansión de un pueblo cercano a Paris, está convencida de que morirá muy pronto, por lo que se empeña en vender muebles y objetos de su propiedad, a precios de saldo,  organizando un mercadillo de antigüedades en su propio jardín. Esta circunstancia, que parece indicar que no está bien de la cabeza, hace que una conocida de ambas avise a su hija, de la que está distanciada desde hace veinte años.

Desconcertante drama francés que reúne delante de la cámara a la veterana actriz Catherine Deneuve y a su hija en la vida real, Chiara Mastroianni, que en la pantalla también encarnan esos mismos roles. Una historia con continuos saltos temporales que recuperan el pasado trágico de esa familia. En su desarrollo hay personajes que quedan un poco difuminados, como el sacerdote, amigo de la protagonista.

El sentido de culpa y la soledad atenazan a esa mujer veterana que, aparentemente, lo tenía todo hasta que un suceso dramático trastornó su existencia. De ahí que la película puede hacer reflexionar ante como deben afrontarse las desgracias personales que, queramos o no, harán aparición en algún momento de nuestra vida.

Catherine Deneuve encarna con la fragilidad necesaria a esa mujer que es consciente de que, al final, sobra “mucho equipaje” para el último viaje. En eso seguro que muchos están de acuerdo.

Para: los que fueran fans de Catherine Deneuve, de irregular carrera cinematográfica.