El comic español (algunos lo llamamos "tebeo) vive tiempos de bonanza, tras el estreno de Zipi y Zape y el club de la canica y Mortadelo y Filemón contra Jimmy "El cachondo" llega Anacleto: agente secreto. El actor vasco Imanol Arias encarna al famoso espía imaginado por Manuel Vázquez, uno de los historietistas más famosos de la editorial Bruguera. El agente especial Anacleto lleva treinta años con la tapadera de que es un humilde charcutero payés que vive en una masía, tanto es así que su hijo, Adolfo, desconoce su condición de agente secreto. Pero la huida de una prisión de alta seguridad de su enemigo, el "malvado Vázquez", obsesionado con asesinar al espía  y a su vástago, provocará un acercamiento entre ambos a la par que sacará a la luz que Adolfo no es el cobardica y aburrido "segurata" que todos piensan, incluida su novia Katia. El director  Javier Ruiz Caldera, quien se ha "fogueado" siempre en el campo de la comedia (recuerden películas como Spanish movie o Promoción Fantasma) ha sido el encargado de trasladar al cine las hazañas cinematográficas de este popular personaje en una alocada comedia de acción donde hay peleas, tiros, persecuciones y algunas risas. El guión que han imaginado Fernando Navarro, Pablo Alen y Biexo Corral es simpático y acertado en el retrato del super agente, que parece hecho a la medida del actor Imanol Arias,  poseedor  una vis cómica que desconocíamos. De hecho, la película tiene los momentos más graciosos cuando el intérprete vasco demuestra su potencial y en los diálogos que dejan a la luz la complicada relación paterno- filial. Las escenas de acción no pueden despertar sino elogios, con una factura visual que nada tiene que envidiar a las producciones de Hollywood a pesar de contar con un presupuesto, lógicamente, muy inferior. El problema de esta comedia es a qué público va dirigida. El propio director nos confesaba que "no es una película de niños", esta declaración no se debe a las escenas violentas pero con tinte de comic que contemplamos en la pantalla, ni tan siquiera al humor negro de algunos momentos, sino a situaciones zafias (como los chistes que se hacen con un vibrador) y al vocabulario grosero del que tanto se abusa en  las comedias del cine español. Es decir, es una apuesta divertida pero no para todos los públicos. Para: Los que sigan las traslaciones al cine de los tebeos, teniendo claro que ésta no es adecuada para menores de 12 años  Juana Samanes