La historia basada en hechos reales de Aguas oscuras, resulta de rabiosa actualidad, casi afirmaríamos que se aprovecha de ella, al denunciar las nefastas consecuencias que provocaron en la salud de los seres humanos, las malas prácticas medioambientales de una importante corporación industrial. Todo ello narrando la lucha de un honrado e intrépido abogado llamado Robert Billot, que se puso al lado de las víctimas. El argumento siendo interesante, y estando bien llevado en imágenes, no es novedoso recuerden títulos como Erin Brockovich (2000) que proporcionó un Oscar por su actuación a Julia Roberts o A Civil Action, protagonizada por John Travolta (1998).

Ha sido el director nominado al Óscar Todd Haynes (Carol, Lejos del cielo) el encargado de trasladar a la gran pantalla este relato que narra un tema recurrente en el cine estadounidense que tanto les agrada, lo que los responsables del film han definido como la lucha de David contra Goliath.

Dos de los actores considerados más combativos de Hollywood en cuestiones políticas y de medio ambiente como son Mark Ruffalo (que es también productor e impulsor de la película) y Tim Robbins están al frente del reparto, en el que también reconocerán a la ganadora de un óscar Anne Hathaway (Los Miserables, El diablo se viste de Prada).  

La película describe muy bien el drama de los afectados y las consecuencias personales y familiares que acarrean a los letrados, empeñados de sacar este tipo de asuntos que, por la lentitud de los casos, acaban tratados como apestados incluso en sus propios despachos.

En este caso en concreto,  mucha gente puede sentirse emocionalmente involucrada puesto que aborda una intoxicación de productos utilizados masiva, y cotidianamente, por la población mundial. Y no les aclaro más para no hacer spoiler.

Para: los que les gusten las películas de luchas medioambientales.