Pocos, hasta ahora, conocían la figura del español Ramón Arroyo, un verdadero luchador contra la enfermedad denominada esclerosis múltiple cuya historia, narrada en 100 metros, es un canto a la vida. A los 35 años Ramón es feliz, tiene una buena vida personal y profesional. Casado, muy enamorado de Inma y esperando su segundo hijo, sufre un gran mazazo cuando, tras tener inesperadamente un "brote", le diagnostican que padece esta enfermedad degenerativa. Aunque algunos pesimistas le auguran que, en un año, no podrá andar ni 100 metros, él, infatigable ante el desaliento, se encargará de intentar llevarles la contraria apuntándose a una de las pruebas deportivas más duras: un "Iron-man". 100 metros no oculta los momentos de crisis que, lógicamente, provoca el padecimiento de una enfermedad tan cruel como ésta pero sabe alternarlos con otros divertidos. A este respecto, el joven director Marcel Barrena ha intentado, con sobriedad, mostrar las dos caras de la moneda de cómo se acepta esta enfermedad y de lo importante que es esa actitud. El único toque fuera de lugar de la película es la subtrama de la amiga "estrafalaria" del suegro protagonista, que no resulta creíble. Dani Rovira, en su primer papel dramático en el cine, pone toda la carne en el asador para encarnar con verosimilitud a este héroe de la calle que contó, como mejor antídoto contra su dolencia, con el amor incondicional de su esposa, encarnado en la película por Alexandra Jiménez. Con buen criterio, este filme está dedicado a todos aquellos que sufren este trastorno y los dramáticos efectos colaterales que conlleva: el aislamiento social, la pérdida de trabajo, la falta de ayudas sociales etc…Pero que nadie se llame a error, porque  100 metros lanza un mensaje optimista propio de aquellos que nunca se rinden. Para: Los que les gusten los verdaderos héroes cotidianos Juana Samanes