Vaya por delante que don Eduardo Zaplana, ex presidente de la Comunidad Valenciana y exministro de José María Aznar, nunca ha sido santo de mi devoción. Hombre de mucha estrategia y pocas convicciones, con vocación de superviviente.

Ahora ha sido detenido por un montón de delitos puestos en fila y que, como siempre ocurre en las informaciones policiales o judiciales, hasta que no se aclaren los pormenores (que pueden ser graves, leves o nada) no hay quien se aclare, pero ya han provocado la pena de telediario: Zaplana es un chorizo, detenido con malos modos delante de su familia. No está mal, para un hombre que padece un cáncer que llegó a ser terminal y que sigue siendo grave. ¿De verdad era necesario?

Claro que a lo mejor nos lo merecemos, porque los chicos de Compromís, los de la muy respetuosa Mónica Oltra, se dedican a burlarse de la enfermedad de Zaplana.

Y ahí radica el quid, porque resulta que Eduardo Zaplana ha sido detenido por el procedimiento ‘mano en el cogote’, que inventaran con Rodrigo Rato cuatro años atrás… y aún continúa el proceso. Pero, eso sí, tanto Rato como Zaplana tuvieron penas de telediario. No parece muy justo.

Jueces y guardias civiles deberían tenerlo en cuenta. Los políticos, también.