La estrella del canal 24 horas, así como de los informativos de TV3, durante el lunes 10 de diciembre, fue un chavalín que aseguraba ante las cámaras que le gustaba jugar con la cocinita de su hermana. A lo mejor es que quería triunfar en MasterChef pero la televisión del señor Sánchez utilizó ese emblema para vendernos una campaña contra los juguetes sexistas.

Luego aparecía una mamá, muy seria, quien prometía que si su hijo le pedía una muñeca por Navidad se la compraría, lo que recordaba aquella otra madre de la película de “Poli de guardería” quien preguntaba al profesor por qué su hijo jugaba con muñecas, a lo que el profe respondía: “No se preocupe las coge para saber que llevan debajo de las faldas”.

Mientras, una tercera y tonante mamá cuestionaba vehemente por qué a los niños no les iba a gustar lo mismo que a las niñas. Eso: ¿por qué?

El nuevo lavado de cerebro de la ideología de género no consiste en igualar a niños y niñas, sino en feminizar a los niños

Resumiendo: otro lavado de cerebro feminista que no pretende igualar a niños y niñas, lo que pretende es que los niños se comporten como niñas. No se pide que las niñas, en pro de la igualdad, jueguen con pistolas, sino que los niños jueguen con muñecas. La comedura de coco también exige la derivada machorra (que las niñas se comporten como hombres rudos) pero esa es, por el momento, una derivada menos intensa.

Y, a todo esto, la ideología de género pregona la diversidad. O son iguales o son diversos, digo yo. Ya lo dijo la señora ministra de Justicia, Dolores Delgado: a mí no me gustan los hombres nenazas.

Se trata de lavarles el cerebro a los niños desde la más tierna infancia. Insisto, en este caso no para igualarlos con las niñas, sino para feminizar a los niños.

Igualemos a los ‘diversos’, un denominación que empieza a gustar en Moncloa, cada día que pasa, más hortera.