A las encuestas electorales les está pasando lo mismo que al país: están desquiciadas. A los debates electorales, también. El primero se celebró en la noche del martes en RTVE, con seis participantes y sin Vox: María Jesús Montero (PSOE), Cayetana Álvarez de Toledo (PP), Irene Montero (Unidas Podemos), Inés Arrimadas (Ciudadanos), Gabriel Rufián (ERC) y Aitor Esteban (PNV).

Las protagonistas fueron cuatro mujeres… que resultaron más violentas que los varones (y estaba Rufián)

Entrando en el contenido, nadie planteó una postura económica en defensa de la propiedad privada. Ni una posición en defensa de la vida, de la familia o de la libertad de enseñanza.

Sobró violencia –verbal, of course- y faltó ironía. Los varones (y uno era Rufián) pasaron inadvertidos, Engreídos pero callados, mientras las mujeres (Álvarez de Toledo, Montero, Arrimadas y Montero Bis) se ponían como digan dueñas. Al parecer, en esto consiste la política feminista.

Ni una propuesta a favor de la vida, la familia o la libertad de enseñanza

Pero lo peor de todo es que ninguno de los seis participantes se salía del molde progre. Daba igual que representaran a la izquierda o a la derecha, el debate se realizó entre progres e izquierda y progres de derecha. Y ya saben qué cosa es el progresismo: abajo los curas y arriba las faldas. Y no hay más.

Por eso se echaba en falta a Vox: sólo como contrapunto.