• Personalmente me quedo con el primero.
  • Es decir, me quedo con el fondo, no con la forma.
  • Porque entre una Hillary homicida y cristófoba, y un barbián de taberna, chulesco pero con valores intocables, me quedo con el segundo.
  • Ya le educaremos en modales, que es más difícil que educarle en valores.
Donald Trump (en la imagen junto a Obama) es un grosero, pero un grosero con principios, aunque carezca del encomiable principio de la buena educación. El problema de Barack Obama o de Hillary Clinton, o de Angela Merkel, o de Emmanuel Macron, es que son señoras y caballeros exquisitos... sin principios morales. Tendremos que escoger entre estos dos biotipos pero la actual caza a Trump no resulta lo más aconsejable para la salud moral del planeta. Porque entre una Hillary homicida y cristófoba, y un barbián de taberna, chulesco pero con valores intocables, me quedo con el segundo. Ya le educaremos en modales. Al resto, habría que educarles en valores: es tarea mucho más compleja. Porque lo que importa en las personas, y hasta en los políticos, es la conciencia. El resto llegará por añadidura... o se aprende a golpes. Eulogio López eulogio@hispanidad.com