• La pregunta es: ¿Quién responde del bitcoin?
  • La validez de una moneda es su contrato seguro: sea un ejército o una gran economía.
  • Pero las matemáticas no son referencia de nada.
  • Las buenas filosofías aman lo tangible. Y las matemáticas no lo son.
Vietnam adopta el bitcoin. Segundo país tras Japón en hacerlo. Nuestros ancestros acogieron el oro como moneda de pago por dos razones: tenía valor en sí misma (no se estropeaba nunca) y, en consecuencia, era aceptado por todos. Cuando nació el papel-moneda se permitió emitir tanto como oro se almacenara en la caja fuerte del Gobierno o del banquero emisor. Y esto fue así, referencia pública o privada, hasta la década de los 70 del pasado siglo. Por algo sería. En cualquier caso, la moneda y el papel moneda tenían una referencia: el oro. Conforme avanza la edad moderna, la sociedad se descristianiza. Por tanto, se vuelve menos racional y menos razonable. De hecho, el sistema más cristiano era el trueque, la ausencia de moneda. El oro no podía constituir un modelo de vida pero, al menos, era algo tangible: las buenas filosofías aman lo tangible. Ahora nace el bitcoin y el problema es un algoritmo no es una referencia: es mera aplicación matemática. Como primer sistema de abstracción, las matemáticas no pueden no pueden ser referencia de nada, y mucho menos de relaciones humanas, como son las relaciones económicas. En definitiva, al bitcoin le falta una referencia, ergo cuesta confiar en él. Es cierto que el poder de alguna moneda se basa en referencias espurias o, cuando menos, discutibles. Por ejemplo, el poder y la aceptación mundial del dólar se basa en el poder del ejército norteamericano y en el tamaño enorme, que no en la solidez, de la economía norteamericana. Pero se trata, nos guste o no, de referencias fuertes. Por no hablar de quién o qué marca la cotización del bitcoin, comparado con el resto de las monedas. Ahora bien, ¿cuál es la referencia del bitcoin? ¿Quién responde si la nueva moneda falla? Interesante cuestión para esos seres pensantes llamados economistas. Eulogio López eulogio@hispanidad.com