Habla como una ametralladora pero lo consiguió decir, y hasta repetir, sin que se le trabara la lengua ni se le “lenguara la traba”. La ministra de Igualdad, doña Irene Montero aseguró que, a pesar de su acelerado trabajo en defensa de los menesterosos, aún le queda tiempo para continuar con la norma que pretende condenar la “patologización de la homosexualidad”.

Los progresistas no buscan nuevos derechos: lo que buscan es castigar al discrepante

Es decir, castigará al discrepante. Aquel que se atreva a hablar de la sodomía como una enfermedad será castigado. A ver si nos enteramos de que los progresistas no buscan nuevos derechos: lo que buscan es castigar al discrepante.

Pero lo más importante es que Podemos tiene razón: la homosexualidad no es una enfermedad, es una inmoralidad. Al menos, eso piensa el Catecismo de la Iglesia católica y eso pensamos los cristianos.