• Además, el dolor que se revuelve contra el prójimo no es un dolor, es rabia.
  • ¿De qué sirve buscar culpables cuando a lo mejor sólo hay causas?
  • Una obviedad olvidada: el hombre no lo puede todo.
¿De verdad puede creer alguien que por muchas medias antisísmicas que se pongan en marcha se puede detener un terremoto o un tsunami. Se pueden paliar mínimamente sus efectos y aun alto coste, pero no se pueden neutralizar sus efectos ni desviar su trayectoria. La polémica en Italia tras el último movimiento de tierra es comprensible: el dolor por la pérdida de tantas vidas tiende a buscar culpables. Ahora bien, ¿sirve de algo buscar culpables? Además, el dolor que se revuelve contra el prójimo no es un dolor, es rabia. Pero, en frío, resulta patético buscar responsabilidades criminales en un desastre natural de gran magnitud. Nada puede detener un terremoto y nadie es culpable de  un terremoto. Ninguna casa, por muy preparada que esté, puede resistir el movimiento de placas subterráneas gigantescas. Además, fomenta la lamentable tendencia actual de no buscar causas sino culpables. Lo cierto es que el hombre da de sí lo que da de sí, no más. El hombre no lo puede todo. Se trata de una obviedad olvidada. Eulogio López eulogio@hispanidad.com