• Todavía la pederastia es lo peor de lo peor, pero eso sólo era para fastidiar a la Iglesia.
  • Ahora, lo progresista es pedir libertad para que las niñas, cuanto más pequeñas mejor, puedan darse a la cópula, que no a la cúpula, y al ayuntamiento, que no a la función pública.
  • Buena prueba de ello es la disminución de la edad para abortar sin permiso ni consejo de los padres.
  • Recuerden lo obvio: para abortar hay que estar embarazada, para estar embarazadas hay que copular.
No se sorprendan por el título: estoy convencido. Antes que después, la pederastia será aceptada como algo progresista. Sí, ya sé que todavía es lo peor de lo peor de lo peor. Pero no se engañen: eso sólo es porque la pedofilia ha crecido como un sistema para fastidiar a la Iglesia. Sí, ya sé que la pederastia clerical es un mínima parte de la pedofilia, verdadero cáncer de nuestro tiempo, pero eso era lo de menos: no se trataba de acabar con la pedofilia sino de acabar con la Iglesia. En términos empresariales, diríamos que acabar con la reputación corporativa de la Iglesia católica. Pero una vez que el espantajo de la pedofilia clerical deje de ser útil, se podrá alcanzar ese nuevo grado de salvajismo. A fin de cuentas, homosexualidad, pederastia e incesto -acuérdense de las hijas de Lot, que no se convirtieron en estatuas de sal pero eran bastante más retorcidas que su madre- son muestras que, como en Sodoma y Gomorra, hablan de la degradación moral -o sea, degradación a secas- de una sociedad. Pero ojo, esta sociedad no es ni peor ni mejor que las anteriores. Eso sí, como recordaba Juan Pablo II, lo que llama la atención de la sociedad actual es la incapacidad de una generación para trasmitir a la siguiente una serie de principios básicos que antes se aceptaban desde la cuna. Y de esa incapacidad procede que el mal no se consienta sino que se anime y promocione. Y por esa razón, digo, antes que después, la pederastia será legalmente despenalizada y socialmente exaltada. Y al fondo, claro está, el aborto, tan necesario para evitar los frutos naturales del coito. Eulogio López eulogio@hispanidad.com