¿Por qué vivimos en crisis económica permanente o, al menos, en permanente sensación de crisis económica permanente? La respuesta más cínica es que nos hemos vuelto todos unos agonías... y probablemente sea cierto. Pero como uno ama la ciencia (o así, que dijo un vasco) prefiere interpretar esta pandemia de otro modo: creo que vivimos en crisis económica permanente por dos razones:

1.Porque hemos hecho una sociedad de viejos.

2.Porque no producimos bienes y servicios, producimos dinero.

Una sociedad de viejos no propicia una buena economía. Los médicos no nos han alargado la vida, nos han alargado la vejez. Esto supone que el gasto sanitario se dispara, la productividad cae en picado y que -esto es lo más grave- no tenemos, precisamente, una sociedad alegre. Todo ello resulta nefasto para una economía pujante.

Y encima, el océano de liquidez en el que vivimos se forma con dinero virtual. O sea, que crece a cifras desmesuradas y que las referencias de ese dinero -desde que rompimos con el patrón oro- son también virtuales.

Fabricar mucho dinero a gran velocidad significa devaluar toda la economía mundial. Por eso, cada día hay más especuladores y ya confundimos al especulador con el empresario.

En resumen: la fabricación de bienes crece en progresión aritmética mientras la fabricación de dinero lo hace en progresión geométrica.

Conclusión: crisis permanente y agobio colectivo. No es un espejismo, es una realidad.

Solución: volver al patrón oro, o a cualquier otro patrón de referencia y subvencionar -lo único que se debe subvencionar- la natalidad. Para salir de la crisis económica permanente sólo se necesita una materia prima: hijos.