• Economía sustentable no, economía sostenible.
  • No se trata de que la economía, o el planeta, sean sostenibles. Eso es secundario.
  • Lo que importa es que la naturaleza pueda sustentar al hombre.
  • Se llega a la eco-religión por el miedo. Y ya estamos en el peor de los pánicos: el miedo al miedo.
Lo explicaba el gran Juan Claudio Sanahuja: no hay que buscar la economía sostenible -palabro de moda entre los caballeretes del tópico- sino la economía sustentable. Es decir, que el planeta es para el hombre, para ausentar a la humanidad, no el hombre para el planeta. El eco-panteísmo actual recuerda a los obsesos de la vida sana, empeñados en entregar al enterrador un cadáver en perfecto estado de revista. El cristianismo cuida el planeta para las próximas generaciones. El ecologismo sitúa al hombre como siervo del planeta. El miedo telúrico que se ha apoderado de la humanidad en este siglo XXI (verdadero miedo al miedo) nos lleva a la insensatez de intentar proteger al planeta en lugar de la humanidad, a la chorrada máxima de sentirnos solidarios con las plantas y los animales y no con el hombre y a la gilipollez suprema de sacrificar al hombre en el altar sangriento del cambio climático. Y esto otro recuerda la proposición de la antigua patrística: "El Señor no nos da lo que pedimos para darnos lo que preferiríamos". O sea, lo que pediríamos si fuéramos conscientes de las consecuencias lo que pedimos. Eulogio López eulogio@hispanidad.com