En la banca española, la frontera es muy clara: la banca personal es para personas que disponen de más de 150.000 euros en el banco. Con ello tienes derecho a un gestor que te aconseja dónde invertir tus ahorros para que no se deprecien. Si superas a los 300.000 euros, siempre en líquido, entonces eres rico, y tienes derecho a un administrador que con un poco de suerte, según cada entidad, hasta te hará el IRPF.

Pero tengan cuidado al ponderar la riqueza. Hablamos de liquidez, que no es mala opción considerando que la economía del siglo XXI se ha caracterizado por la baja inflación, aunque los tiempos están cambiando.

La riqueza en patrimonio, en pisos u oficinas es otro tipo de riqueza porque conlleva gastos pero es más duradera.

En cualquier caso, ya tenemos el termómetro: con más de 300.000 euros de liquidez eres rico; con menos de 150.000 no pidas demasiado. Considérate clase media y de ahí no pases.