Hay que felicita a El Economista y a Carmen Obregónfirmante del artículo, porque son de los pocos que están denunciando una de las barbaridades fiscales que pretende el Gobierno Sánchez. Se trata de subir el impuesto por el patrimonio y el de sucesiones y donaciones que es lo que pretenden ‘Marisú’ Montero, ministra de Hacienda, por la sencilla razón de que no le salen las cuentas, que son cuentas progresistas. No me extraña nada: las cuentas progresistas suelen ser cuentos.

Todo el esquema fiscal del Gobierno social-comunista apunta a lo mismo: a desalentar al emprendedor, al creador de empleo

Tiempo de rojos hambre y piojo y tiempo de comunistas, impuestos con aristas. Por partes:

El impuesto sobre el patrimonio es injusto. El que tiene un piso ya pagó impuestos por la renta con la que compró el piso y en el momento de comprar un piso como para que encima le sigan cobrando a lo largo de toda su vida (que, por cierto, ya lo hacen mediante el IBI).

El impuesto de sucesiones y donaciones lo mismo: el ‘agredido’, ya pagó impuestos en su momento y gravar la riqueza que pasa de padres e hijos o cuando es fruto de la generosidad produce un cierto rubor. A cualquiera menos a 'Marisú Montero'.

Tiempo de rojos, hambre y piojos, tiempo de comunistas, impuestos con aristas

Además, no sé si nos estamos dando cuenta de que la arquitectura abusiva del PSOE en materia fiscal persigue fastidiar al emprendedor, al creador de empleo. Imagínense a esa figura clave en la economía español, al emprendedor de Pyme, que ha creado dos, tres, diez, puestos de trabajo, además del suyo propio. A ese personaje le colocan las banderillas fiscales en tres tramos: cuando obtiene el beneficio vía impuestos de sociedades, saca esos beneficios vía renta y cuando se lo cede a sus hijos vía sucesiones. Y todo a ello para cobrar en una pensión miserable dado, que habrá cotizado como autónomo o de otra forma, probablemente, no habría podido poner en marcha su negocio ni pagar las muchas más abultadas cotizaciones de sus empleados. 

Dan ganas de meterse a funcionario, no a crear empleo. El riesgo, que lo asuma Pablo Iglesias, que tiene trabajo fijo.