• El gobierno del presidente Putin ha bloqueado páginas pornográficas por Internet.
  • Y el Occidente, enlodado en sexo solitario, protesta indignado.
  • El sexo sin amor es una porquería. La pornografía es, además, mezquina y ruin, propia de amanerados.
Y a mí que no me parece mal lo de Vladimir Putin (en la imagen). De entrada, es cierto, lo mejor es no censurar nada, pero la pornografía no aporta ningún mensaje sino que pervierte a la gente con un sexo que no es donación al otro, sino autocomplacencia en uno mismo. La principal producción de la pornografía es la masturbación, así que si el Servicio ruso de comunicaciones ha bloqueado páginas pornográficas por internet y no seré yo quien llore porque a los miserables que se lucran con esa páginas WEB, también con clientes rusos, se lucren un poco menos. Y también me gusta la respuesta de Rusia a las críticas. ¿Quieren una opción a la pornografía? Conocer gente. Una respuesta a lo eslavo, un pelín áspera. Porque además de sexo encerrado en sí mismo, la pornografía resulta premiosa, mezquina y cobardona. Hombre, no se trata de oponer la prostitución como alternativa a la pornografía pero sí la realidad a la ficción estúpida y castrante. El sexo sin amor es el de la prostitución o el de la píldora. Ambos desoladores, egoístas y el segundo, homicida. Pero la pornografía no es más que triste sexualidad virtual que sólo provoca masturbaciones. Y hasta el más rijoso entiende que el vicio solitario no resulta ni femenino ni viril. Lo que propone Putin es el sexo real. A partir de ahí, queda interpretarlo en cristiano. El sexo real está hecho para lo dicho: entrega y procreación. Pero esto suena raro en Sodoma y Gomorra, aquí donde habitamos los chicos del siglo XXI. Por tanto, repitámoslo: el sexo sin amor es una porquería. La pornografía es, además, mezquina y ruin, propia de amanerados. El sexo heroico es el que se manifiesta como entrega al otro y como apertura a la vida. El resto es para pusilánimes. Y además, es poco cristiano. Sin embargo, es Occidente quien se rasga las vestiduras contra la incalificable actitud de Putin, que merma la libertad, ¡oh sí! ¿Libertad de qué? ¿De enriquecer a unos perdularios con la miseria humana, rentabilizando las cloacas del alma humana? Eulogio López eulogio@hispanidad.com