Un funeral de Estado es algo que yo jamás negaré a ninguno de mis enemigos. La máxima británica ha sido aplicada con fruición por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la muerte de Rubalcaba. Dejó bien claro que había suprimido un viaje al Salón del Automóvil de Barcelona para acudir al Hospital. 

Sorprendente porque Pedro Sánchez pertenece al club de los que consideran que el único remedio contra el rencor es la amnesia, y sabía perfectamente lo que Rubalcaba pensaba sobre él: siempre repetía que era una “indocumentado”. Como decía un próximo a Rubalcaba, “el presidente ha sobreactuado”. Y otro recordaba que España es el país que mejor trata a los muertos… sobre todo en vísperas de elecciones.

Los españoles se merecen un Gobierno que no les mienta”, aseguró Rubalcaba el 11-M. La verdad es que el que mentía era él

Por otra parte, las crónicas sobre la carrera política de Alfredo Pérez Rubalcaba yerran en el 11-M. Un día después del más brutal atentado sufrido en España, Rubalcaba pronunció su famosa frase: “los españoles no merecen un Gobierno que les mienta”. Fue la primera de una campaña de mentiras que hicieron que un país convulsionado se volviera contra el partido al que todos daban por ganador de las elecciones. Pero lo cierto es que no mentía el PP (Aznar simplemente fue presa de sus propios prejuicios y de su propia ineptitud), el que mentía era Rubalcaba

Zapatero sabía que debía a Rubalcaba su accidentada llegada a La Moncloa, de la que no saldría en ocho años

Y así fue como Zapatero ganó, llegó a La Moncloa y se quedó ocho años.

Es más cierto que Rubalcaba fue quien propició el relevo de Juan Carlos I por Felipe VI. Pero esa es otra historia que ya hemos contado.

En cualquier caso, lo que está claro es que Sánchez ha llorado la pérdida de Rubalcaba: con lágrimas de cocodrilo y a 15 días de las elecciones.

Por cierto, gran escándalo porque Vox no acudirá a la capilla ardienre, laica, muy laica, de Alfredo Pérez Rubalcaba, instalda en el Congreso de los Diputados. Al parecer, hemos olvidado que, cuando Rita Barberá murió de un ataque al corazón, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, se negó a acudir al hotel en el que falleció la exalcaldesa de Valencia. Y eso que estaba en frente del Congreso. Por contra, aludió al carácter corrupto de la fallecida.