"La caída del petróleo enciende las alarmas", leo en El País. Titular de interior que responde a otro, en portada, todavía más marmóreo: "El precio del petróleo toca fondo y revoluciona la economía mundial".

Peor ha sido lo de la cadena de TV Cuatro que relaciona el último discurso del Papa Francisco con el dios-dinero que rige el universo y, sin solución de continuidad, lo relaciona con el precio del petróleo. Hombre, yo diría que si el precio del crudo se ha derrumbado es porque la codicia chantajista de los países productores a la civilización occidental ha reducido el coste del chantaje es que el reino del dios-dinero retrocede.

Euro en mínimos, petróleo también: estupendo

Más: el euro se hunde ante el dólar. ¡Genial! Euro en mínimos, petróleo también. Estupendo. 1,20 dólares por euro. El petróleo a 50 dólares. Mejor imposible. Ambas noticias son estupendas para España. No son malas, son buenísimas. Repito. Espléndidas. Las consecuencias negativas no suponen ni un 10% respecto a las positivas, lo que no suele ocurrir con casi ninguna noticia económica.

El euro comenzó valiendo menos que el dólar y el dólar se ha aprovechado de su devaluación para controlar el mundo. Ahora Europa puede exportar más.

Más: "La burbuja del 'fracking' estalla". No nombre no. La fractura hidráulica ha sido lo que ha forzado a Arabia Saudí a bajar los precios y ha arrastrado con ello a todos los demás productores. ¡Viva!, el fracking ha forzado a la mafia de la OPEP a soltar sus garras sobre el mundo libre (o, al menos, más libre).

Pero es que la bolsa se derrumba. A ver si vamos a ser tan tontos de pensar que cuando la bolsa sube la economía mejora. Mejora la economía de los rentistas y de los especuladores que, por lo general, mejora a costa de la economía real. Lo importante es que el ciudadano europeo puede llenar el depósito del coche a menor precio. Y que el coste energético para el empresario caiga.

Una gran noticia. Sólo los financistas, los más progres de todos, no pueden entender algo tan elemental. Mejor dicho, lo entienden pero no lo comprenden: porque ellos velan por sus intereses, no por el bien común.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com