• Cuando uno lee piezas de la galardonada se pregunta cómo acabarán los premios de mi pueblo ovetense.
  • El ideario de la monja Armstrong: todos los mandamientos son buenos menos los Diez Mandamientos.
  • Todo el mundo es 'güeno', menos los católicos.
  • Para que te concedan el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales hay que ser bastante insensato y un poquito majadero.
Se consuma el 'ridículus más espantosus' de los Premios Princesa de Asturias, los de mi pueblo ovetense: el rey Felipe VI, entregará mañana el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales a Karen Armstrong (en la imagen), la monja verde, feminista, sincretista, panteísta, monoteísta 'freelance' y descubridora del nuevo credo religioso que cambiará el mundo: la mezcla de todos los credos habidos y por haber: ya saben, el sincretismo que, históricamente, anuncia el fin de una civilización. Sincretismo o eclecticismo, también conocido como macedonia mental. Y que en el momento presente podemos definir como: todo el mundo es güeno… salvo el Papa naturalmente. Que ese sigue llamándola monja. Pero no se puede decir que los Premios Príncipe de Asturias hayan hecho el ridículo en esta edición a la hora de elegir a sus galardonados: la verdad es que lo han hecho siempre. Especialmente, por su obsesión por hacerse los progres. Ya saben, si quieren recibir el Princesa de Asturias deben practicar la insensatez intelectual y la majadería de corazón: un kilo de insensatez y un gramo de majadería, con guarnición de orgullo sazonado. Verbigracia: la monja Armstrong elevada a los altares laicos. Una sociedad también se define según a quien otorga sus galardones. O sea, que mi querida Asturias atraviesa una crisis profunda. Eulogio López eulogio@hispanidad.com