Octavio Augusto, siglo II, crea en Roma la Prefectura de la Annona. Un departamento público, pagado con dinero público, para alimentar a todo ciudadano que lo deseara. Pues bien, más de 100 años después, se calculaba que de los más de 1,2 millones de personas de la urbe, no llegaban a 100.000 los cabezas de familia que alimentaban a los suyos con su dinero, es decir, los que no acudían a las ventanillas de la Annona.

Natural: si te acostumbras a que te sirvan el cocido no te esfuerzas en ganarte el cocido.

¿No les recuerda a algo esta histórica Prefectura Annona? A mí me recuerda a la España subvencionada de Pedro Sánchez, con sus colas del hambre y sus ingresos mínimos vitales. Con una diferencia, la Prefectura Annona cumplió con su cometido: todo el que pedía comida gratis se le proporcionaba, fueran muchos o pocos, sin tener que demostrar ingresos ni nada semejante.

Por contra, Pablo Iglesias, igualito que Octavio Augusto, alardea de haber puesto en marcha el ingreso mínimo vital (IMV) y luego no lo concede sino a un mínima parte de quienes lo solicitan. Para mí que este muchacho está criminalizando la miseria. Encima de limosnero, mentiroso

Bromas parte, me preocupa la España subvencionada, cunado todas las energías del país se van por el sumidero, cuando la gente se abotarga y en lugar de trabajar para vivir decide vegetar sin trabajar.

Se refieren a ello como la prevalencia de lo público sin darse cuenta de que el pequeño propietario es el hombre libre, el más esforzado, porque se ha dejado la piel para conseguir lo que tiene.

A la gente hay que darle trabajo, no limosna y el que no trabaja que no coma.