• O sea, porque no pueden llamar padre a Dios.
  • Ni desearse feliz Navidad, la fiesta que celebra la encarnación de Dios. 
  • El dios de los mahometanos es demasiado lejano, demasiado poderoso, demasiado inalcanzable.
  • Cristo no pudo hacerse hombre: resultaría una insufrible vulgaridad.
Hay que reconocer que nuestro profe musulmán tiene razón sobre la ignorancia de la ley que en materia moral sí excusa de su cumplimiento. Contemplen este vídeo de La Contra TV. Dice el pedagogo que si felicitas la Navidad al vecino estás pecando, dado que "ellos", o sea, nosotros,  creen que el Hijo de Dios se hizo hombre. Pero sólo si lo sabes pecas. Es por ello por lo que nuestro mulá enseña al musulmán ignorante: así tiene más posibilidades de pecar. En cualquier caso, creo que el Imán quiere decir que si deseas Feliz Navidad, sabiendo lo que dices, tienes un lugar reservado en el infierno, y el señor Imán intentará cerrar tu tránsito a la menor brevedad posible. Todo esto es algo parecido al pasaje de "Ser o no ser", cuando el marido de aquella mujer veleidosa, empeñada en ser admirada por los jovencitos, a punto de partir para una peligrosa misión, asegura: "Si no vuelvo te perdono, pero como vuelva…". Porque claro, la cosa está en el pecado en sí mismo, que lleva a prohibir desear una Feliz Navidad. Y, sobre todo, la razón exhibida: que Dios no puede haberse encarnado, no puede tomar carne humana. Sería una vulgaridad. Ya saben, como el gnóstico Valentín que no podía creer en la encarnación porque no podía concebir que Dios fuera al baño. Y ahí tenemos el resultado. Un dios inclemente. Porque la clave del cristianismo no está en la creación, sino en la redención. Eulogio López eulogio@hispanidad.com