“Haz limosna y que no se vayan tus ojos tras lo que des”. “La limosna libra de la muerte”. “La madre del hambre es la ruindad”.

Las alabanzas a la limosna en la Biblia son constantes. Ahora bien, entre lo que pregona el Gobierno Sánchez -“que nadie se quede atrás”- o el Ingreso Mínimo Vital, esa engañifa puesta en marca por Pablo Iglesias, y los textos sagrados hay una diferencia: la biblia habla de tu  dinero, no del dinero de los demás. El dinero público es ‘dinero de los demás’.

Es más, cuando dice aquello de “que no duerma contigo, ni una sola noche, el jornal del obrero” no habla de dinero mutualizado en Hacienda y la Seguridad Social (dinero de todos pero sobre el que deciden unos pocos, por ejemplo Sánchez e Iglesias).  

¿Es que nadie va a pensar en reindustrializar España?

Pues bien, el Gobierno sociopodemita confunde economía y limosna… dádiva que ofrece con el dinero de los demás. Oyes hablar a Pablo Iglesias y cualquiera diría que el ingreso mínimo vital lo paga él de su bolsillo.

A más a más: la labor de un Gobierno no es repartir limosnas sino no molestar en la reacción de empleo. ¿Es que en situación de recesión económica profunda, nadie en el Gobierno se va a preocupar de reindustrializar España? Es decir, de repartir trabajo y no limosnas… para alimentar a los vagos.

La gente de bien no quiere limosnas del Gobierno, quiere un salario ganado con el sudor de su frente.