• Quieren todos los derechos, pero nunca se preguntan quién paga esos derechos.
  • Lo público es superior a lo privado por naturaleza.
  • Y lo privado, lo único que tiene que hacer es financiar mis derechos, que son muy públicos.
Caso real como la vida. Profesional de treinta y tantos años, licenciada y masterizada. La conversación deambula por el gasto sanitario. No sé si saben que el PP ha protagonizado severos recortes que han sumido en la pobreza a los españoles y, en general, al planeta tierra. El debate adquiere un tinte personal, porque nuestra profesional se está cabreando oyendo hablar de "gasto sanitario": -Cuando yo enferme -nos espeta- no quiero a mi lado a un economista sino a un médico que me cure. Tras hacerle notar que ya no hay médicos, sino médicos y médicas, le advierto que el médico -o médica- sanador -o sanadora- necesitará utilizar instrumentos, fármacos y a unos profesionales que cuesta mucho construir, producir o formar. Y ahí, mismamente, es donde entra el pérfido economista -casi todos ellos fascistas del PP-, el mismo que se ocupa del apestoso dinero, un verdadero asco. Es la forma de pensar de una generación de podemitas. Jamás se preguntan quién paga la factura. Ya lo decía mi abuela: hablar de dinero es una grandísima vulgaridad. Es algo que, desde luego, en la mesa no se hace. Estos intelectos podemitas hablan de derechos, de lo público -muy superior a lo privado- pero nunca se preocupan de quién paga lo público que, mayormente, suelen ser los privados. Es un pensamiento invertido: primero mis derechos, luego la financiación de los mismos y supongo que, al fondo, los derechos de los demás. Aunque los demás deben aparecer antes en escena: por ejemplo, cuando toque defender mis derechos. Es un pensamiento invertido pero, eso sí, con una caradura tremenda. Eulogio López eulogio@hispanidad.com