Es un poco largo, pero el texto del entonces cardenal Joseph Ratzinger, hoy Papa Emérito Benedicto XVI, resulta imprescindible para entender la modernidad y, con ella, al hombre actual. Ahí va:

La ideología de género es la última rebelión de la creatura contra su condición de creatura. Con el ateísmo, el hombre moderno pretendió negar la existencia de una instancia exterior que le dice algo sobre la verdad de sí mismo, sobre lo bueno y sobre lo malo. Con el materialismo, el hombre moderno intentó negar sus propias exigencias y su propia libertad, que nacen de su condición espiritual. Ahora, con la ideología de género el hombre moderno pretende librarse incluso de las exigencias de su propio cuerpo: se considera un ser autónomo que se construye a sí mismo; una pura voluntad que se autocrea y se convierte en un dios para sí mismo”.

El mundo se enfrenta hoy a la ideología de género, en la que el hombre se autocrea, se convierte en un dios para sí mismo

Este es el problema: que el hombre no puede dar razón de su existencia. Es una creatura, no un creador, y, naturalmente, no puede crearse a sí mismo, ni nadie le ha preguntado si quería venir al mundo, a la vida, ni se le ha dado a elegir ninguna de las características con las que es creado, Por ejemplo: si es creado hombre o mujer. Nació hombre o mujer, punto y final.

Me ha venido a la cabeza esta frase de Benedicto XVI tras escuchar el pregón del Orgullo Gay 2018. En concreto, a una madre que anunció la llegada de la “Revolución Trans”. Supongo que quería decir que lo fetén ahora consiste en que todos los hombres se hagan mujeres y todas las mujeres hombres.

No se lo digan a nadie, pero el hombre, ser creado, es incapaz de crear nad

Una mujer que empleaba un lenguaje enormemente largo, porque insistía en introducir un tercer género a los dos ya conocidos, supongo que en nombre de la diversidad. “Todos, todas y todes”, repetía. Y por si no había quedado claro, insistía en la derivada: “hijos, hijas e hijes”. Sí, ‘todes les hijes’. ¡Qué largo se hace hablar en ideología de género! Pero mucho me temo que la ideología de género no es más que el viejo grito: “Seréis como dioses”. El hombre jugando a ser dios. Lo cual es un problema porque significa que está abocado al fracaso. No se lo digan a nadie: el hombre no crea nada, sólo trasforma.

Pero, cuidado, como recordaba nuestra señora: la revolución ‘trans’ no ha hecho más que empezar. Estamos transformándonos en dioses, que no deja de ser lo que ofrecía la serpiente en el paraíso.