• No ayudamos al próximo aceptando todos sus actos por misericordia, incluso cuando esos actos son aberrantes.
  • Por misericordia, no podemos cambiar la verdad en mentira, el bien en mal o lo bello en fealdad.
  • La misericordia sólo pude construirse desde la verdad.
No conviene confundir a la persona con la idea ni a la misericordia con la connivencia. Si por misericordia aceptamos la mentira como verdad o al bien como mal, o a lo feo como bello, entonces no estamos viviendo la misericordia sino la connivencia, en este caso con el pecado, aunque también podría ser con el simple delito. Traducido: no ayudamos al próximo aceptando todos sus actos por misericordia, incluso cuando esos actos son aberrantes. Por contra, practicamos la misericordia cuando advertimos al prójimo de su error o de su horror, o de ambas cosas a la vez, incluso cuando nos cueste la amistad. ¿Acaso no es esto de sentido común? Pues se practica poco. La polaca Faustina Kowalska (1905-1938), la santa de la Divina Misericordia (en la imagen)  insistía siempre en la misma idea: la misericordia debe construirse desde la verdad, no desde la mentira. Eulogio López eulogio@hispanidad.com