El Supremo rectifica… para peor. Ahora exige que la mujer presuntamente maltratada, aún cuando haya retirado la denuncia contra su pareja, acuda a declarar, se supone que no a su favor. Al parecer , el tribunal supremo se apunta a la técnica de malmeter, de crear conflicto (aquí sí, suele ser odio) entre mujer y varón. La ley contra la violencia de género se hizo para destruir familias. Y el Supremo siempre cumple la ley.

Al parecer, no cabe la reconciliación, ni el perdón… ni dar marcha atrás en una demanda falsa, que digo yo que también las habrá aunque sean, seguro que sí, absolutamente minoritarias.

Toda la normativa contra la llamada violencia machista no es más que un venganza feminista contra el pérfido varón. Todo consiste en forzar el divorcio, es decir, en destruir matrimonios y familias.

Insisto: yo sólo me fío de la justicia divina. La humana tan sólo la acato… y porque a la fuerza ahorcan, sobre todo si procede del Supremo.