Casi nunca subrayo una novela. Morir bajo tu cielo sí la he subrayado. Una obra sobre los últimos de Filipinas, aquellos soldados españoles que resistieron al imperialismo norteamericano -sí, aquí hay que hablar de imperialismo yanqui-.

Luchaban, aunque no todos los supieran, contra los gringos, contra los rebeldes filipinos, hartos de la decadencia madrileña y contra la llamada Ilustración, que no era otra cosa que una masonería obsesionada con la Iglesia y con el catolicismo español. Aquellos españoles creían en algo y estaban dispuestos a dar su vida por ellos.

Todo eso cuenta Juan Manuel de Prada, sin duda el mejor escritor católico español. Aquí conviene hacer la precisión de Juan Pablo II, en referencia a un narrador polaco: "Sí, es escritor y es católico, pero no es un escritor católico sino un católico que escribe".

Desde que impera el pensamiento débil, hay que elegir, entre ser un intelectual o ser católico. Juan Manuel de Prada ha optado por Cristo

Pero como digo, la novela de De Prada, además de una aventura apasionante, es subrayable. Si tengo que elegir un protagonista en este escenario coral, optaría por el soldado Chamizo. Ahí va: "Para combatir el poder del dinero y resarcir a los que sufren frente a los que se aprovechan, no hay otra solución que elegir a un hombre dispuesto a todo, incluso al martirio, por defender a su pueblo y encumbrado tan alto, tan alto, que frente a su majestad desaparezcan todas las otras desigualdades, siendo todos, el rico y el pobre, el noble y el villano, iguales ante él".

Pero Chamizo no se queda ahí. Va a más. Ojo al dato: "¡Progreso! ¡Anda que no se hacen burradas en nombre del progreso. El progreso consiste en alterar el alma humana para que se adapte a sus condiciones, en lugar de alterar las condiciones para que se adapten al alma humana".

Juan Manuel de Prada tiene talla de clásico, capaz de convertir la letra en música, la palabra en imagen y la novela en filosofía. Es eso que antes llamábamos intelectuales, un mundo del que, con el imperio del pensamiento débil, hay que elegir entre ser intelectual o ser católico, entre ser hombre de letras o ser cristiano. De Prada ha optado por Cristo. Eso le honra. Y encima, muestra, en Morir bajo tu cielo, las dos condiciones del buen escritor: contar una buena historia, de la que deseamos conocer el final, y decir algo con ella. Y para este segundo objetivo hay que distinguir entre el bien y el mal. Una verdadera rareza en el arte actual.

No soy crítico literario pero sí especialista en dejar de leer libros comenzados. No tengo tiempo para soserías. Pues bien, aún sin título oficial afirmo que Morir bajo tu cielo es la novela de 2014 en lengua española.

A este chico, a Juan Manuel de Prada, tenemos que cuidarle. Es decir tenemos que leerle.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com