• Lo que se ha producido es la división de España entre una izquierda progre y una derecha pagana. Es decir, entre dos males.
Nuestros sesudos analistas políticos y tertulianos varios son aficionados al mito y la leyenda. Lo malo es cuando el primero, el que inicia la cadena, se equivoca. Por ejemplo, uno de los mitos de la jornada electoral del pasado domingo es que el triunfo de Ada Colau supone el fracaso del proceso independentista, dado que la activista -precioso nombre, este de activista- tiene otras sensibilidades y no voy a dar la murga con el independentismo. Bueno, en primer lugar, Artur Más, mañana del martes, se ha apresurado a decir que las elecciones plebiscitarias del 27 de septiembre sigue vigentes en Cataluña. Pero no se trata de eso. Se trata de que la propia Ada Colau, declaró en su primer rueda de prensa tras el 24-M que Cataluña es "un pueblo que debe poder decidir libremente su relación con el Estado con libertad y respeto". Es decir, que se mostraba partidario del referéndum de autodeterminación. Sin embargo, en la City madrileña se insiste en que el proceso soberanista ha muerto con la pérdida de Barcelona por CIU. Ellos sabrán. Más mitos: el bipartidismo ha muerto. Miren usted el bipartidismo goza de buena salud. Es más, hemos pasado de dos partidos a cuatro, sí, pero Podemos no es más que neocomunismo, el papel que antes jugaba la izquierda Unida y otra izquierda, nacionalistas o verdes, mientras Ciudadanos no es más que los votos perdidos por el PP. Ahora, tras el 24-M, ya sabemos que Podemos y PSOE se unen en un frentepopulismo y que el PP y Ciudadanos, un pelín más laicista éste que aquel, pero sólo un pelín, tienden a unirse en una derecha más centralista y más amante de la gran propiedad privada, de la misma manera que el frentepopulismo que lidera Sánchez, no Iglesias, ahora la propiedad pública, que no es otra cosa que la propiedad de los políticos, la suya. Por tanto, volveremos al bipartidismo a no mucho tardar. Ahora bien, lo haremos con un duopolio entre izquierda progre y derecha pagana, ambas relativistas, ambas capitalistas y estatistas a un tiempo, por amantess de lo grande, ambas enemigas, tanto de la justicia social, que representa la pequeña propiedad privada como, sobre todo, del cristianismo, esos tipos tan raros que creen en Dios y en la libertad humana como motores únicos de la historia. Que no, que el bipartidismo goza de buena salud. Otra cosa es la justicia social y el cristianismo. Estos no, no gozan de buena salud. Y el asunto es preocupante. Lo que se ha producido es la división de España entre una izquierda progre y una derecha pagana. Es decir, entre dos males. Eulogio López eulogio@hispanidad.com