• Aclárese la herencia y no necesitaremos matrimonio civil alguno.
  • Y el que se quiera comprometerse de por vida, que se case por la Iglesia.
  • El fin del matrimonio no es la procreación, dice el Tribunal Supremo gringo. Entonces, ¿cuál es?
Día, o mes, del orgullo gay, con Manuela, nuestra querida alcaldesa de Madrid, colgando banderas arco iris en las dependencias municipales. Más que de orgullo hay que hablar de alarde. Diez años del homomonio de ZP y ni diez días después de que el Tribunal Supremo norteamericano aprobara el gaymonio. Por cierto, con una muy curiosa razón: los sabios juristas gringos aseguran que la procreación no tiene por qué ser un fin del matrimonio. Pues así, en principio, desde hace decenas de siglos, en las más variadas culturas y civilizaciones… no se me ocurre otro fin que asignarle al matrimonio que ese, mismamente el de la procreación. Ya saben, perpetuar la raza, mantener al género humano sobre la faz de la tierra y otras fruslerías. En cualquier caso, al parecer el homomonio se ha convertido en el primer objetivo del 'lobby gay'. Pues yo creo que no merece la pena. Por ejemplo, lo mejor no es crear el matrimonio homosexual sino acabar con cualquier tipo de matrimonio. Está claro, es lo más progresista. El que sea católico y quiera comprometerse de por vida que lo haga en la Iglesia. A efectos civiles, se constituye una sociedad civil universal que regularice patrimonios y herencias. ¿Y respecto al compromiso con la socia o con el pájaro? Cuestión personal, el Estado no entra en ello. ¿Hijos? Se les reconoce y en paz. La mujer saldrá perdiendo claro, pero, ¿acaso no ha superado esa misma mujer la formidable estafa de la liberación feminista, que le ha atado a la empresa y al hogar a partes iguales y le ha quitado el premio de saborear el crecimiento de sus hijos? Además, siempre tiene la píldora… Y así, no sería necesario el gaymonio. Los homosexuales deberían proponer, no la regulación de matrimonio homosexual sino la des-regulación y anulación de todo tipo de matrimonio. Se acabó el matrimonio civil. Ahí les apoyo. Eulogio López eulogio@hispanidad.com