• El ciudadano debe sentir el deber de defender a su patria, paralelo al de defender la paz.
  • Porque nada propicia más violencia que el pacifismo (acuérdense de Ghandi).
  • Hay algo que el hombre aún ama más que la paz: la justicia.

Una de las más peligrosas tendencias de la política actual es la conversión de los ejércitos nacionales en ejércitos profesionales. Eso suena muy bien en apariencia, pero resulta que un ejército profesional no es otra cosa que un conjunto de mercenarios. El mercenario no responde a un ideal, sino a un salario. La cosa comenzó cuando terminamos con la mili, esto es, con el deber de participar en la defensa de tu patria y terminara en los ejércitos de mercenarios que han operado en la despreciable guerra de Irak bajo bandera estadounidense y pagados por el Presupuesto de Defensa del Gobierno norteamericano. Porque cuando el soldado se convierte en mercenario vamos hacia la ley del más fuerte, hacia la tiranía global. Y no se engañen: nada propicia más violencia que el pacifismo hueco en el que nos movemos. Acuérdense de Gandhi, quien, con su pacifismo, provocó la descolonización más sangrante del siglo XX. Quizás porque hay algo que el hombre ama todavía más que la paz. Ese algo es la justicia. Así que a lo mejor no era mala idea que don Mariano Rajoy, mismamente, planteara la vuelta a la mili obligatoria, a la conscripción. Y los pacifistas a realizar servicios sustitutorios. Una forma de devolver a la sociedad parte de lo que la sociedad nos ha dado. Eulogio López      eulogio@hispanidad.com