• El Papa Francisco no puede cambiar la revelación. Hombre, cardenal… ni puede ni quiere.  
  • Medjugorje sólo es una revelación privada. Claro, como la de todos los profetas, místicos y santos que han existido.
  • Como la oración misma de cualquier cristiano.
  • Y si Medjugorje es una estafa, entonces la Iglesia debe denunciarlo sin tardanza. Son muchos miles los que acuden allí.
El prefecto de la Sagrada Congregación para la doctrina de la fe, Gerhard Müller (en la imagen), ha hablado sobre las dos cuestiones doctrinales claves del mundo actual: la Sagrada Eucaristía -desgraciadamente reducida a la prohibición de los divorciados para comulgar- y las apariciones marianas, hoy especialmente alrededor de Medjugorje. Respecto a lo primero nos asegura Müller que el Papa Francisco no ha cambiado la revelación porque "no puede hacerlo". Hombre, yo habría agradecido un apoyo más entusiasta hacia su superior en el Magisterio. Verbigracia: asegurando que no es intención del Papa cambiar la revelación, independientemente de que pueda o no pueda hacerlo. Pero hay que reconocer que, por lo que sea, Müller es ortodoxo en este punto del Sínodo, y la Amoris Laetitia: los divorciados y vueltos a casar, así como los arrejuntados de las más diversas categorías, viven en pecado -y estamos describiendo un hecho, no la conciencia del individuo-, ergo, no pueden recibir la comunión porque estarían cometiendo un sacrilegio. Ahora bien, recurrir a la tautología de que es el Papa quien no puede cambiar la revelación y que, por lo tanto, no lo ha hecho, pues hombre, tiene algo de argumento ontológico pero qué quieren que les diga: ningún padre se sentiría entusiasmado si su hijo dijera algo así de él. La tautología, monseñor Müller, no suele servir para mucho. Uno de sus predecesores en el cargo de Prefecto de la Congregación, un tal Ratzinger, se caracterizaba precisamente por lo contrario: por razonar y concluir. El razonamiento es una flecha, una línea recta que apunta a un blanco. La tautología, prefecto, no es más que un círculo que se cierra sobre sí mismo y no va a parte alguna. Para mí que no ayuda mucho a la grey. Y con Medjugorje tres cuartas partes de lo mismo. Es vox populi (que no Voz Populi, Jesús Cacho) en el Vaticano que la Comisión Medjugorje dijo una cosa y la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, presidida por Müller, parece, si no pensar en otra, sí resulta al menos, menos entusiasta con las apariciones en la antigua Yugoslavia. Respecto a lo primero, asegura Müller lo siguiente, "Son revelaciones privadas". Ciertamente don Gerardo: las revelaciones o son privadas o no son revelaciones. Lo público se llama liturgia. Ahora bien, ¿eso supone que todas las voces proféticas deben ser rechazadas de entrada, sin someterlas a un mero examen de discernimiento? Verbigracia: la mística del Siglo XX, la polaca Faustina Kowalska, prohibida por la Iglesia y luego aprobada, canonizada y referencia de la única nueva fiesta litúrgica creada en el siglo XX, ¿son también revelaciones privadas de las que no se debe esperar gran cosa? Caramba prefecto Müller… Otrosi: Müller asegura que es "justo y conveniente" que los peregrinos que acuden a Medjugorje puedan recibir los sacramentos. Muy amable don Gerardo: sólo faltaba que exorcizaran la aldea bosnio-croata. Pero, atención, "esta experiencia no dice nada sobre las supuestas apariciones y mensajes". A mí lo de "supuestas" me recuerda lo del "presunto fallecido", frase que hizo famosa El País. Oiga y si son 'presuntas' ergo sospechosas', ¿cómo es que Medjugorje se ha convertido en el mayor foco de peregrinación mundial? ¿No convendría que la Iglesia se pronunciara para sacar del error a tantos decenas de miles de fieles? No abandones al hermano en el error… Eulogio López eulogio@hispanidad.com