• Bruselas pretende decirle a Polonia cuánta fecundación in vitro pueden prohibir.
  • Y se escandaliza porque el Gobierno nombra a los miembros del Tribunal Supremo: como en USA.
  • O porque los medios privados tienen límites y los públicos dependen del gobierno: como aquí.
Primero fue Hungría. También surgieron problemas con la República Checa. Ahora, y no es la primera vez, los eurócratas, fieles vasallos del Nuevo Orden Mundial (NOM) se ensañan con Polonia. Empezando por el final: lo que la Europa pagana de Bruselas y Fráncfort no soporta es a la Polonia católica. Y eso que fueron los polacos quienes tumbaron el estalinismo, verdadera espada de Damócles para toda Europa. En las normas de nuestra muy progresista televisión pública escucho a un merluzo absolutamente escandalizado por la actitud del Gobierno nacionalista y ultraconservador polaco. De ultra nada, obtuvo una victoria clara. El mismo merluza que nos recuerda los grandes pecados antidemocráticos del Gobierno de Varsovia. Por ejemplo, nos recuerda que según la norma que prepara los malvados ultras del Partido Ley y Justicia, el ministro del ramo, el de Justicia, podría destituir jueces. Aquí, en Madrid, el ministro de Justicia, reprobado por el resto de los partidos, nombra o propone, al presidente de todo el Consejo General del Poder Judicial, y quita y pone fiscales a conveniencia. No sólo eso, ¡ay terror!, resulta que la primera ministra polaca, Beata Szydlo (en la imagen), podría nombrar a los miembros del Tribunal Supremo. Exactamente como hace el presidente norteamericano. Por cierto, que entre las enumeraciones de las lamentables actitudes retrógradas de los polacos, el mariachi eurócrata enumera que, los muy perversos, pretendían poner límites a la fecundación in vitro (FIV), verdadero vivero de abortos babosos y de todo tipo de tropelías. Y claro, eso no puede ser. ¡Viva Polonia! Eulogio López eulogio@hispanidad.com