Centenario de la I Guerra Mundial. ‘Lolito’ Macron se lía, una vez más. El gobierno mundial no es solución contra los populismos. Sobre todo, porque nadie se considera ciudadano del mundo, sino ciudadano de su terruño... hermanado con el mundo. El hombre se realiza en lo pequeño, no en lo grande: ¡Viva lo pequeño!

Y cuando ‘Lolito’ Macron habla de multilateralismo, de lo que está hablando es de un gobierno mundial y de un mercado mundial, los dos proyectos más liberticidas del siglo XXI.

La globalización no es ni buena ni mala: depende de en qué principios se apoye

El internacionalismo, el multilateralismo, la globalización -como quieran llamarlo-, no son ni buenos ni malos. Depende de en qué principios se apoyen… si es que se apoyan en algún principio y no en meros intereses. Ahora bien, lo grande es ingobernable y el hombre no puede desarrollarse en lo grande porque le supera y le oprime. Globalización no es diversidad, es uniformidad.

Contra globalismo, ciudadanía. El hombre se siente ciudadano de un terruño, como mucho de una patria y, a partir de ahí, se hermana con ciudadanos de terruños vecinos o de otras patrias. Lo de ‘ciudadano del mundo’ constituye una de las grandes chorradas progres.

Macron: sí, es cierto que patriotismo y nacionalismo no son lo mismo, pero tampoco son antitéticos

Ejemplo de internacionalismo positivo: el primer internacionalismo fue el medieval Sacro Imperio Romano Germánico: ciudadanos de muchas lenguas, de distintas tribus y naciones permanecían unidos en una fe común y en unos principios -hoy diríamos valores- que nadie se atrevía a poner en solfa. Es más, para ganarse el favor del pueblo (Y el pueblo, la opinión pública, siempre gobierna, tanto en las dictaduras como en las democracias) los monarcas tenían que comportarse como gobernantes cristianos, al servicio del pueblo. Si no, eran cesados por las bravas o el Papa, autoridad espiritual aceptada por todos, no les coronaba.

El hombre solo se realiza en lo pequeño y se desvirtúa en lo grande

Era una ciudadanía global, pero a partir de la coincidencia en los principios que les otorgaban validez. Por lo demás, el gobierno era gobierno de ciudades, máximo de zonas, que solo se unían entre sí por propia iniciativa.

Por lo demás, señor Macron: sí, es cierto que patriotismo y nacionalismo no son lo mismo, pero tampoco son antitéticos. Patriotismo viene de padre, nacionalismo de nación: mientras ambos se apoyen en es ciudadanía hermanada, todo va bien. Si no…

No obstante, lo más importante es que el hombre solo se realiza en lo pequeño y se desvirtúa en lo grande. Lo grande es el terreno de juego donde el grande se ensaña con el pequeño.