Los necios se mofan de la anterior generación, los inteligentes, de la suya propia.  

 
Y los muy tontos hablan del espíritu de la época o aseguran estar "en el lado correcto de la historia". Como si la historia tuviera lados correctos: la historia es la historia de la libertad.
Todo esto es progresismo, y en España, donde nos hemos vuelto todos un poco idiotas, suspiramos por ser más progres cada día, como el chiste aquel del vasco que, para ser más vasco, le pidió al médico que le quitara medio cerebro.

Progre es, también, aquel que habla de ganar el futuro, cuando lo cierto es que el futuro ni se gana ni se pierde: es algo que llega a razón de 60 minutos por hora, 24 horas por día y 365 días por año.
Quiero decir, que un progre es un señor un poco tonto.

Hoy, en España, el político más votado es Pedro Sánchez, que se define como progresista.