Cuando Ciudadanos fichó a Luis Garicano me dije que había que seguir a un economista tan renombrado. Y así lo hice. Y me llevé un chasco tremendo.

El gran intelectual de Ciudadanos, y ahora cabeza de lista europeo, se confiesa liberal. Y eso está bien, si se entiende bien. No hablo de filosofía, donde, como católico, no puedo ser liberal ni de lejos, ni en broma. La filosofía liberal es lo contrario al cristianismo.  

Ahora bien, sigo insistiendo en que un católico puede ser liberal en economía. Al menos si lo entendemos a la forma de Chesterton, miembro del partido liberal británico y, sin embargo, uno de los puntales del tradicionalismo y del pensamiento católico contemporáneo.

Porque claro, cuando uno oye al liberal Garicano eso de que “liberalismo es la democracia y el liberalismo es Europa”… Antes de Europa, ¿no existían democracias nacionales? Y fuera de Europa, ¿no existen países liberales? ¿En serio?

Y no cualquier propiedad privada, sino la propiedad privada pequeña

Y también. “Liberalismo es lo contrario de nacionalismo”. ¿De verdad? Los liberales franceses, tan nacionalistas, ¿no eran liberales o no eran nacionales? Afirman que “liberalismo es globalización”. Pues ¡joé con la miseria que ha propalado la globalización de las narices!

Pero Garicano, pertinaz insiste: “No hay contradicción alguna entre liberalismo y Estado del Bienestar" Si tú lo dices…

A ver don Luis, liberal no es el que define el libre mercado, sino el que define la libre propiedad. Sí, porque la propiedad privada es la que hace al hombre libre.

Y tampoco es el que defiende el capital. En frase de Chesterton: ¿Qué me importa que todas las tierras del condado sean propiedad del Estado o pertenezca al Duque de Sutherland? El caso es que no son mías, no están bien distribuidas.

Y liberal tampoco es el que defiende a la empresa privada. Ese sólo es el capitalista. Y prueba de ello, otra vez Chesterton, es que existe un hombre que puede amar la empresa privada y odiar la propiedad privada: el carterista. No, el carterista no es liberal.

El liberalismo es el triunfo de la razón. ¡Y olé! O sea, que el que no es liberal es irracional

Liberal nos el que defiende el mercado, sino el que defiende la propiedad privada. Y no cualquier tipo de propiedad sino la única propiedad privada digna de tal nombre: la propiedad privada pequeña. Esa que hace al hombre libre. En definitiva, el liberal es el que defiende la propiedad privada convenientemente distribuida entre el mayor número de personas.

Es más, al liberal no le gusta el Estado no que sea público, sino porque es grande. Y todo lo grande no sólo es ingobernable, sino que acaba por atacar a lo pequeño. Lo pequeño es el hombre, lo grande es la humanidad. Grandes son los estados totalitarios y grandes son los mercados financieros y grandes son las multinacionales. Ninguno de los tres son liberales. Pueden ser socialistas o capitalistas, pero no liberales. Al liberal sólo le interesa la PPP.

El resto es farfolla, es Garicano y Ciudadanos: un grupo político con cierta macedonia mental, que alcanza su confusión mental máxima cuando asegura que “el liberalismo es el triunfo de la razón”. De lo que se deducen dos cosas:

  1. El que no sea liberal es irracional… una actitud de lo más liberal.
  2. Que el sueño de la razón produce monstruos.