• La estupidez primera ha sido creer que un banco es mejor por el hecho de ser más grande.
  • Y si lo que ocurre es que eres más débil y quiebras, pues entonces te salvamos entre todos.
La crisis bancaria de 2007 ha enloquecido a políticos, legisladores y reguladores financieros. No dan ni una a derechas. Entre ellos, el Banco de Pagos Internacionales (en la imagen), con sede en Basilea (Suiza). Locura mayor de la que ya hemos hablado mucho en Hispanidad pero conviene recordarla: consiste en medir la solvencia del negocio bancario según los recursos propios. Los bancos grandes son buenos, los bancos pequeños son malos. Y si un banco entra en crisis lo que tienes que hacer es capitalizarlo. ¿Para perder el nuevo capital aportado? Aunque sea para eso… y suele ser para eso. O sea, que si un gestor bancario es malo, presta a sus clientes lo que no le devuelven y hace perder el dinero a sus accionistas, la solución es que los accionistas pongan más dinero para poder seguir perdiéndolo. Y si no, que lo pague el contribuyente. Sí, ya sé que suena absurdo, pero esto es exactamente lo que está ocurriendo. Y el problema es que, como los accionistas no están por la labor de perder dinero indefinidamente, lo que suele ocurrir es que los platos rotos los paguemos entre todos, los pague el contribuyente. O al menos, adelanta el dinero. En definitiva, cuando reinaba la sensatez, juzgábamos al banquero por la baja morosidad, ahora le juzgamos por los capitales propios y con ello hacemos la ecuación más estúpida que vieron los siglos: un banco grande es un buen banco. Un banco pequeño es mal banco. Y los reguladores ponen la guinda a la tarta podrida: pero no os preocupéis que si, a pesar de todo, caéis, como sois bancos sistémicos, los políticos os salvamos. Ya lo creo que sí. Chesterton aseguraba que una tienda grande es una mala tienda, mucho peor que la tienda pequeña. Ahora creemos justamente lo contrario. Ahora bien, creamos bancos cada vez más grandes para márgenes más pequeños. Se dice que es la única manera de sobrevivir con tipos al 'ceroporciento', siempre habrá un barco de más tonelaje que puede reducir más el precio. Al final la tendencia de hacerse más grande para ser más rentable lleva al monopolio, a la negación de la competencia. Y esto lo piden los capitalistas. Los marxistas partidarios de la banca pública se sentirían orgullosos. En cualquier caso, no es cierto que el banco más grande sea más eficiente, ni tan siquiera más rentable. Y lo que es más importante: es que no frece mejor servicio. Sólo es aquel que no puede caer porque le tendremos que salvar entre todos. Queramos o no queramos. Eulogio López eulogio@hispanidad.com