Para el ministro Marlaska el 'ninot' fungible del rey de España es libertad de expresión porque no provoca violencia. Sin embargo, decir que varón y mujer son distintos puede ser delito de odio, con una pena de hasta tres años de cárcel. ¡Qué cosas!

El personaje del ministro del interior, Fernando Grande-Marlaska, parece sufrir una deriva decadente. Porque claro, quemar una figura del rey no es discriminar a los monárquicos; no puede provocar violencia entre quienes se sientan afectados.

La libertad de expresión no necesita límites si se actúa sin mala leche

Sin embargo, decir que la mujer es distinta al hombre es un delito de odio por razón de sexo y puede ser condenado hasta con 3 años de cárcel. En definitiva, aquello que soltara el socialista Enrique Barón: “Se puede decir todo, pero hay cosas que no se pueden decir”.

Porque claro, señor Marlaska, ¿quién decide qué provoca violencia y qué no la provoca? ¿Usted?

La tragedia de la modernidad es que no distingue entre pecado y delito

Los límites de la libertad de expresión están muy claros: se trata de que el sujeto emisor diga las cosas sin mala leche.

Ahora bien, ahí estamos en el campo de la moral. Pero no todo lo inmoral es perseguible jurídicamente ni todos los delitos legalmente reconocidos son justos y quienes incurren en ellos no deberían ser perseguidos.