• Esta vez, de origen bursátil.
  • La propiedad privada decrece y, con ella, ha aumentado la explotación laboral.
  • Pero, sobre todo, ha aumentado el financismo como doctrina y el océano de liquidez como práctica.
  • Total, que nadie invierte si no es apalancado.
  • Y la devaluación global también ha afectado al valor de los activos de las empresas, que no valen lo que vale su deuda.
  • Eso es tentar al diablo.
Primero, la conclusión: creo que nos aproximamos a una nueva crisis económica mundial. Esta vez, no por la banca sino por la bolsa. Y ahora… Las bolsas del mundo se han disparado esta semana, Nueva York, Fráncfort, Tokio, todas en máximo históricos (Madrid no, que tenemos a Cataluña). Y eso es lo malo, que ni las economías nacionales ni las empresas valen lo que dicen valer. Dos causas: el afianzamiento del financiscmo como doctrina. La sociedad moderna no produce: sólo compra y vende. Nadie invierte si no es apalancado. Los fondos propios son ahorros y almacenamiento de dinero. El otro punto -y causa de la crisis de la que hablo- es parejo, y también es financista: el océano de liquidez en el que vivimos como nunca se vio en el mundo. Los bienes y servicios, por tanto, el talento humano, ya no es la clave de la economía: la clave son los bancos centrales: la crisis que vive consiste en que moriremos ahogados en dicho océano de liquidez. Y la devaluación global también ha afectado al valor de los activos de las empresas, que no valen lo que vale su deuda. Eso es tentar al diablo. Y el diablo no necesita muchas tentaciones para actuar. Eulogio López eulogio@hispanidad.com