Rosa María Mateo, la musa de la democracia, tiene un propósito semanal, como los buenos catecúmenos: la semana pasada consistió en que Pedro Sánchez no hiciera el ridículo por su cobardía en Venezuela. Y, entonces, le convirtió en líder europeo para hacer frente a Nicolás Maduro.

Ahora, toca eutanasia. Porque se acercan las fechas en las que el nunca buen Gobierno se dispone a dar otra muestra de progresismo. Tras el aborto libre, el gaymonio y la asfixia total de la libertad de enseñanza ya solo queda la bandera de la eutanasia.

Y así, el lunes (más vale un día antes que un minuto después), el canal 24 horas nos ha enchufado un editorial sobre el suicidio asistido que nos ha dejado heladitos. Con Manuel Sampedro incluido, oiga usted.

Naturalmente, esto sí que es grave.

Y digo yo, si alguien quiere suicidarse, pues que se suicide, pero que no líe a un tercero en calidad de verdugo. Porque al suicidado la ley podrá eximirle de culpa, pero a lo mejor no su conciencia.

En cualquier caso, suicídate tú, campeón.