El magnetismo materialista de Mesmer (1734-1815) y Cagliostro (1743-1795) -en la imagen-, coincide con el nacimiento de la masonería moderna. Se dice moderna por decir, porque la verdad es que no existe la masonería moderna. Toda la leyenda de la masonería clásica es confundir las ideas con las instituciones.

Para explicarlo, con la masonería resucitó el cientifismo satánico y el paganismo que se ha instalado en el poder intelectual -el más poderoso de todos bajo lo que llamamos modernismo o simplemente mundo moderno-.

A principios del siglo XX, estamos a principios del XXI, Chesterton lo explicaba así: la modernidad, la masonería, “no significó tan solo la liberad de la razón sino la libertad de la más antigua sinrazón… No sólo se liberó lo natural y lo sobrenatural, sino también lo antinatural”.

Y luego llegó la otra resurrección: “los místicos paganos, ocultos desde hace 2.000 años, se salieron de sus cavernas… y así se fundó la francmasonería”.

La primera resurrección ocurrió en el siglo XVIII, con dos brujos peligrosos: Cagliostro y Mesmer

Teológicamente, la francmasonería se pude explicar de forma sencilla. Se trata de cambiar a Dios por las ‘fuerzas’. Muy espirituales naturalmente, porque el ateísmo materialista es, dicho en una palabra, idiota. Sin embargo, si hablas de ‘fuerzas’ pues pasas por científico, parasicólogo, moderno, etc.

Les aseguro que esto no es una disquisición teórica. La resurrección de los brujos vuelve. Ahora se llaman científicos. Y nos piden que adoremos a lo que llaman ‘fuerzas’, que no son cosas, sino espíritus.

La primera resurrección ocurrió en el siglo XVIII, con dos brujos peligrosos: Cagliostro y Mesmer. En paralelo con toda la fuerza masónica que lleva esa misma impronta y que ha forjado la modernidad. Proceso o relato: se cambia a Cristo por ello espiritual, a lo espiritual por las fuerzas -científicas, por supuesto- y de esta a la más completa desesperación, marca del mundo actual. Pero se parecen demasiado a los brujos del paganismo, aunque ahora se llamen ‘new age’. Así, en inglés.

¿A que es bello?