• ¿Cuánta gente comulga en pecado mortal?
  • Parece como si millones de personas perpetraran ese sacrilegio a diario.
  • El problema es que hemos perdido el sentido del pecado.
  • Pero la norma es clara, lo dice el Catecismo: para comulgar, estar libre de pecado mortal.
  • Sería bueno aclararlo porque sospecho que el que no lo sabe es porque no quiere saberlo.
  • Hay que darle muchas vueltas al más tonto de los buenismos para no entender algo tan lógico.
  • Vamos, que los únicos que no lo entienden son los muy ingenuos o los muy miserables.  
Estaba yo el otro día con un alto cargo de un banco español quien, al parecer, sufría una crisis momentánea de soledad. Esto es: que miraba demasiado la trasera de las señoras. Como la cosa ya exigía una disculpa a los interlocutores, nos comentó, medianamente serio: -Pero yo sólo peco con el pensamiento, y eso es pecado leve. Me vi obligado a recordarle aquello de que "quien mira a una mujer deseándola ya adulteró con ella en su corazón", lo cual le dejó vivamente impresionado. Insistía el susodicho que no se podía homologar el pensamiento con la obra, a lo que me vi obligado a contestar que en los tribunales sólo es cierto aquello que se puede demostrar, pero que, en el tribunal de la conciencia, mucho más serio, los pensamientos son tan factuales, tan… hechos, como el desayuno o las reuniones de trabajo con el BCE. Algo parecido ha ocurrido con el Sínodo de la Familia, en el capítulo ocho de Amoris Laetitia y la puñetera cuestión de la comunión a los divorciados y arrejuntados varios. A ver, muchacho, el archivo: punto 1415 del Catecismo de la Iglesia católica vigente desde 1992. Ojo al dato: "El que quiera recibir a Cristo en la Comunión eucarística debe hallarse en estado de gracia. Si uno tiene conciencia de haber pecado mortalmente no debe acercarse a la Eucaristía sin haber recibido previamente la absolución en el sacramento de la Penitencia". ¿A que se entiende todo? Sin embargo, desde este humilde periódico pedíamos al Papa Francisco que aclarara algo tan simple como esto: no se puede comulgar en pecado grave, so riesgo de que te tragues tu propia condenación. Pues bien, sigue siendo necesaria la aclaración. A esta redacción, como a cualquiera que quiera oírlo, llegan noticias como para poner los pelos de punta a un calvo: millones de personas parecen haberse 'acostumbrado' a vivir en situación irregular al tiempo se acercan a la comunión fraterna, al ágape de concordia y demás eufemismos chorras en pecado mortal, algo que se quedaría en chorrada si no fuera sacrilegio. Asistimos a la peor de las profanaciones: la profanación cotidiana. Mucho más grave, por más numerosas, que las profanaciones satánicas, agravios en robo de forma consagradas, etc. Pero la norma es simplicísima: sólo los que no están en pecado mortal pueden comulgar. Pero, ¿qué hacer cuando hemos perdido el sentido mismo del pecado? Santidad, aclárelo, por favor. Eulogio López eulogio@hispanidad.com