Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes han sido imputadas por el juez Manuel García Castellón. Todos los partidos se han lanzado a hablar del partido corrupto, el más corrupto de Europa y, probablemente, del mundo mundial.

Es decir, que ya empieza, de nuevo, la hipocresía de los luchadores contra la corrupción. Lo cierto es que la corrupción les importa un pepino a estos puritanos y ellos son igual de corruptos, o más, que los imputados. Sólo se trata de dañar al enemigo.

Tan corruptos, o más, que el PP son el PSOE, Ciudadanos, Podemos y los nacionalistas.

La peor hipocresía es la de los presuntos luchadores contra la corrupción

Además, hay que distinguir, al menos, dos tipos dos corrupciones: la moral y la económica. Ejemplo, en el caso Cristina Cifuentes, lo peor no es que haya sacado dinero para el partido o incluso para sí misma o que hiciera trampas en su Trabajo de Fin de Máster (TFM), sino la introducción de la ideología de género en las escuelas.

Otro ejemplo: es corrupción, ideológica y moral, que un político hable de “derecho al aborto”: ¿es un derecho que una madre mate a su propio hijo en su propio seno?

Por un caso de corrupción no se puede establecer una causa general que anule a todo un partido político competidor

Y dentro de la corrupción económica, hay que distinguir cuando alguien se mete dinero público en el bolsillo y cuando ha financiado a su partido. Entiéndase, las dos son reprobables, pero la segunda menos que la primera. Y, además, no es lo mismo robar un euro que robar un millón de euros.

El que ha robado que pague lo que debe y con intereses de demora y sanción aneja. Y ahí debe acabar todo

Y, en cualquier caso, deberíamos adoptar los métodos anglosajones sobre la corrupción: el que roba paga y con multa, además de dimitir de su cargo. No se debe hacer de su caso una causa general para calificar a toda una fuerza política como partido-chorizo, por tener un chorizo entre sus miembros. Eso es mirar la paja en el ojo ajeno. 

Por tanto, ¿hay que luchar contra la corrupción política? Por supuesto que sí, y no pasar ni una. Corrupción es inmoralidad, meter la mano en la caja resulta, además, ‘cabreante’ para quien... no ha metido la mano en la caja, caja llena con los impuestos de todos. Ahora bien, a los políticos puritanos que persiguen a sus colegas corruptos, la honradez en la vida pública les importa un pimiento. Lo que quieren es aplastar al adversario.