El dinero público no existe. Es el dinero privado, nuestro dinero, el que los políticos manejan a su antojo.  
La solidaridad pública tampoco existe, es mera filantropía para uso electoral.
Lo que existe es el solidaridad privada. Con dinero privado.

Y esta es la gran mentira del 28-A. La gran mentira de la izquierda, obsesionada con freírnos a impuestos pero, ojo, también de la derecha, que se desvive en defensa del Estado del Bienestar y de los servicios públicos.

En definitiva, el dinero público y el engorde, tanto del sector público como de los grandes operadores privados en perjuicio de las familias, no hace otra cosa que alimentar vagos. Eso sí, se trata de una alimentación muy solidaria.

La solidaridad se hace con dinero propio, no con el dinero de los demás.